Cómo detectar y prevenir la anemia en bebés y niños
Escrito por Raquel Palacios Benito
Revisado medicamente por Dr Esteban Delgado, PhD, FRSPH, MAE
Ultima actualizacion: September 20, 2024
La anemia infantil afecta al 20 por ciento de la población
La anemia es el “descenso de la masa eritrocitaria, es decir, los glóbulos rojos; anemia en el niño, por tanto, sería presentar unos niveles de hemoglobina o una masa de glóbulos rojos por debajo de los límites establecidos como normales, para su edad y sexo”, explica la doctora Esther Aleo, pediatra especialista en digestivo del Hospital Clínica San Carlos de Madrid. En Pediatría hay que tener en cuenta que casi todos los parámetros, incluidos los de la sangre, van modificándose en función de la edad y del sexo.
En términos generales, los niños nacen con unos niveles elevados de hemoglobina, que disminuyen durante la lactancia, llegando a sus límites más bajos a los dos o tres meses de edad y progresivamente desde esta fecha, van de nuevo elevándose hasta acercarse en la adolescencia a los valores del adulto.
Marta Villalba
¿Por qué se produce la anemia infantil?
Atendiendo a las diferentes causas de las anemias, se puede hablar de:
- Anemias por fallo en la producción o fabricación de los glóbulos rojos o arregenerativas. El problema radica en la médula ósea, que es la encargada de regenerar la sangre, o también en la hormona que estimula su producción, la eritropoyetina.
- Anemias en que el proceso de maduración de los glóbulos rojos no se completa correctamente porque falla algunos de los pasos. Por ejemplo, cuando falta algún elemento importante para formar la hemoglobina (anemias carenciales, hierro, vitamina B12), o cuando las cadenas de globina tienen alguna alteración genética que hace que no se formen correctamente (talasemias).
- Anemias por destrucción de los glóbulos rojos muy rápida en el torrente sanguíneo (anemias hemolíticas), ya sea porque tengan formas anormales o porque tengan sustancias o agentes que provocan su destrucción antes de lo debido.
¿En qué etapas de la infancia es más frecuente la anemia infantil?
La anemia ferropénica (por déficit de hierro) es la más frecuente durante la infancia. Las etapas de mayor riesgo de desarrollarla son las de mayor crecimiento del niño, es decir, durante la lactancia (entre los seis meses y hasta los dos años, aproximadamente) y en el estirón puberal.
En la adolescencia se produce un rápido crecimiento (aumento de demandas) y, especialmente durante esos años, alteraciones de la conducta alimentaria. Además, en el caso de las niñas comienzan a sumarse nuevas pérdidas por la menstruación. “En nuestro medio, y con una adecuada alimentación, la anemia infantil no es tan frecuente como antes”.
Otra causa de anemia, cuya incidencia no es muy bien conocida porque puede pasar inadvertida, es la que puede acompañar a cualquier proceso infeccioso o inflamatorio. Es una anemia pasajera, generalmente leve o moderada, y cuyo tratamiento sería el de la causa que la provocó.
La talasemia es una alteración en la producción de una parte fundamental del glóbulo rojo: las cadenas de globina. En España y en toda la cuenca mediterránea es frecuente ser portador de esta alteración, lo que conocemos como rasgo talasémico. Esto provoca que los glóbulos rojos sean algo más pequeños de lo normal pero no llega a causar anemia ni enfermedad en quien lo tiene. Y es mucho menos frecuente el tener una afectación completa y, por tanto, una anemia severa que requiera tratamiento por este motivo, lo que llamaríamos una talasemia mayor.
Prevalencia de la anemia infantil
“Hay autores que cifran la incidencia de anemia ferropénica en torno al 20 por ciento en lactantes (de 6 meses a dos años), luego baja al 5 por ciento durante la edad preescolar y escolar hasta los 8 años. De 8 a 11 años la incidencia es aún más baja (2,5 por ciento) y vuelve a aumentar al 20-25 por ciento durante la pubertad y adolescencia”, apunta la doctora Aleo, pediatra especialista en digestivo del Hospital Clínico San Carlos. Aunque “realmente no hay cifras exactas, ya que es cambiante según las condiciones socioeconómicas y culturales, especialmente de la anemia más frecuente, la ferropénica”.
“Los grupos más afectados – explica- por la anemia ferropénica en los países industrializados son las embarazadas (18 por ciento) y los preescolares (17 por ciento), mientras que en los países en desarrollo quienes más sufren este tipo de anemio son las mujeres embarazadas (56 por ciento), los escolares (53) y los preescolares (42)”.
Sobre la anemia que acompaña a procesos infecciosos y / o inflamatorios, su incidencia realmente es desconocida, se piensa que pueda ser incluso más frecuente que la anemia ferropénica en nuestro medio. Pero muchos casos pueden pasar desapercibidos y no diagnosticarse.
Síntomas de la anemia infantil
La anemia puede ser asintomática. Esto sucede cuando se padece como consecuencia de una infección, es decir, es pasajera. En función de la gravedad se manifestará de una u otra manera. En las menos severas, el niño se quejará de cansancio y frío. También notarás palidez en los labios, las manos, la cara interna de los párpados y el lecho ungueal (la piel que se encuentra debajo de las uñas).
Cuando es más grave, pierde totalmente el apetito, y tiene taquicardia, dificultad para respirar e irritabilidad. Si la anemia proviene de una falta de hierro, el niño tiene más sueño, come menos y está fatigado, decaído y con falta de concentración, lo que podría afectar a su rendimiento escolar. También podría ser síntoma de anemia cuando el niño no se desarrolla acorde con su edad.
Prevención de la anemia
Cuando la anemia es ferropénica se previene con una alimentación adecuada. En los primeros seis meses de vida debe tomarse la leche materna. A las artificiales de fórmula y a las papillas se les añaden suplementos de minerales y cuentan con todos los nutrientes necesarios para el crecimiento saludable del bebé. Durante el primer año de vida no puede tomar leche de vaca sin tratar.
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En los primeros años de vida, los niños deben ingerir una dieta variada que le aporte todo los nutrientes necesarios para su crecimiento.
- Alimentos ricos en hierro son: almejas, cereales integrales, vísceras, legumbres, huevos, vegetales de hoja verde y carnes. La vitamina C y las proteínas favorecen la absorción de este mineral. Por eso se recomienda ingerir alimentos con estos nutrientes junto con los que contienen hierro. Por el contrario, también hay alimentos que dificultan la absorción.
- Para prevenir carencias de hierro en los niños prematuros debes darle suplementos de este mineral a partir de la segunda semana del nacimiento. En los niños no prematuros, cuando cumplen tres meses de edad.
- Debes revisar de forma periódica que el niño no tiene parásitos intestinales. Los lactantes de siete a 12 meses deben ingerir 11 miligramos (mg) de hierro al día. Los niños de uno a 12 años necesitan entre 7 y 10 mg de hierro diarios. Los varones adolescentes 11 mg y 15 mg sin son chicas.
Categoría: Nutrición Infantil