Cómo afecta a los niños el cambio de hora
Escrito por Raquel Palacios Benito
Revisado medicamente por Dr Esteban Delgado, PhD, FRSPH, MAE
Ultima actualizacion: September 20, 2024
Fatiga, sueño, irritabilidad o falta de apetito, algunos efectos del retraso horario
El paso de estación del verano al otoño, y de la primavera al verano, implica también un cambio de horario en algunos países, entre ellos España.
A los niños y adolescentes -aunque algo menos a este grupo de edad- les afecta esta variación de las agujas del reloj por todo lo que acarrea.
Efectos típicos del cambio horario en los más pequeños son cansancio, fatiga, dificultades para concentrarse, menos rendimiento escolar, irritabilidad o falta de apetito. En unos cuantos días, la prueba del cambio de hora suele estar superada.
El reloj biológico de los niños se altera
Aunque la nueva estación comenzó en septiembre, a finales de octubre los relojes se retrasan una hora y oscurecerá antes. “Como nuestros ritmos circadianos están adaptados al día y a la noche, cuando hay un cambio de hora se produce en ellos una alteración. Y como el sueño está regulado por estos ritmos, el cambio de hora puede provocar alteraciones al dormir y descontrol en la realización de actividades cotidianas”, explica Blanca Tejero, psicóloga clínica y profesora de los grados Infantil y Primaria de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
“Podemos notar en los niños síntomas tanto físicos como psíquicos como cansancio, debilidad generalizada, somnolencia, bajo estado de ánimo, dificultad de concentración y apatía.
También puede aparecer irritabilidad, falta de apetito, incluso un descenso de las defensas del organismo, lo que hace que este sea más sensible a procesos infecciosos”.
“El cambio de hora aproxima nuestro horario al horario solar. Haciendo un símil es una situación semejante a viajar del este al oeste. Al aproximarnos al horario solar las consecuencias biológicas son menores que las que ocasiona el cambio de verano; sin embargo, este cambio no implica únicamente a la hora de levantarnos o acostarnos, implica un cambio en todas las funciones del organismo (hormonales, cognitivas, control del estado de ánimo) de manera que aunque sutiles, todas estas funciones sufren cambios mientras se adaptan al nuevo horario a una velocidad diferente para cada función.
Así durante los primeros días los niños se pueden mostrar más inquietos, llorones, con poco apetito y dificultades para iniciar el sueño”, explica el doctor Gonzalo Pin Arboledas, coordinador del Grupo de Sueño de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
¿Cuánto tiempo es necesario para adaptarse? Entre uno y cinco días
En octubre, llega el cambio de hora y con él los cambios de luz, los descensos de temperatura y un aumento de las lluvias. “A la mayoría de las personas, incluidos los niños, les afectan estos cambios. Por ello, su organismo va a necesitar entre uno y cinco días para habituarse a ellos”, señala Blanca Tejero. A medida que su pequeño organismo se va acostumbrado a la nueva situación los síntomas tienden a desaparecer. “En general el cambio de otoño necesita un periodo de adaptación más corto que en verano. Generalmente entre tres y cinco días”, señala el doctor Gonzalo Pin.
Este trastorno es generalmente leve y de corta duración, por lo que la adaptación y resolución se produce en ese corto periodo de tiempo que hemos citado, pero sí puede verse agravado por factores propios del ritmo de vida actual, como cambio de domicilio, ciudad o problemas familiares. Entonces el periodo de tiempo para su resolución aumenta considerablemente o incluso será necesario acudir a un profesional, médico o psicólogo para ayudarle a su resolución.
Categoría: Salud infantil