Alimentación para bebés

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Revisado medicamente por Dr Esteban Delgado, PhD, FRSPH, MAE
Ultima actualizacion: October 3, 2024

Sus primeras papillas: consejos, problemas y riesgos

La alimentación complementaria se debe iniciar entre los cuatro y seis meses, y no retrasarla después del medio año de vida, porque puede ser causa de pérdida de apetito (de alimentos sólidos) y provocar anorexia.


Las primeras papillas del niño


Al crecer, el número de tomas de leche que toma el niño disminuye. De las 6-8 tomas diarias al comienzo de la lactancia, pasará poco a poco a 4-5 tomas en la segunda mitad del primer año. Eso sí, el aporte total de leche (materna, de fórmula o productos lácteos equivalentes) debe mantenerse por encima del medio litro al día.

Y el aporte hídrico ha de aumentarse debido a la introducción de alimentos sólidos. Además, el bebé requiere más agua que un adulto porque su riñón no funciona al cien por ciento; esta gran cantidad de agua es vital para eliminar la misma cantidad de solutos, ya que si no, se acumularían produciendo sobrecarga del riñón del pequeño.

Normas para la introducción de nuevos alimentos

• Los alimentos se deben introducir en pequeñas cantidades, aumentando progresivamente su cantidad según la tolerancia observada en el niño. Se debe dejar un margen de tiempo entre una y dos semanas como mínimo entre que se introduce un alimento y se da de probar otro. Si no es así y se producen intolerancias alimentarias, es difícil estimar el alimento causante. Además, de esta forma se favorece que el niño se acostumbre a nuevos sabores.

• Todos los alimentos se han de triturar de forma homogénea con textura muy fina al principio, para pasar a una textura más gruesa al aproximarse al año de edad, y potenciando el uso de la cuchara adaptada a la medida de la boca del niño. Hay que evitar la toma de papillas con biberón.

• El lactante es especialmente sensible y vulnerable en esta etapa, sufriendo consecuencias más graves que los adultos y pudiendo padecer, si se producen transgresiones dietéticas, anemias, intolerancia a las proteínas de la leche de vaca y celiaquía. Además, debido a su inmadurez intestinal, no se debe introducir alimentos con gluten antes de los siete meses, ni la leche de vaca entera hasta los doce meses. Los alimentos potencialmente alergénicos como la clara de huevo y las frutas rojas (fresas, frambuesas) deben introducirse más tarde, con especial cuidado si en la familia existen antecedentes de alergia.

• La posibilidad de variar las frutas en una papilla o las verduras en un puré hace que haya una gran variedad de sabores y colores, estimulando así el sentido del gusto en el niño, variando también el tipo de presentación del alimento.

• Lo más adecuado es que el niño realice las comidas en el mismo horario que sus padres, para que pueda observar e imitarles y lograr así que se vaya acercando a nuevos alimentos. Los padres deben procurar una adecuada higiene en la manipulación de los alimentos en su preparación.

• Las restricciones de alimentos no son buenas; lo más recomendable es que el bebé siga una alimentación equilibrada y cuidada. Tampoco se aconseja la restricción de colesterol para prevenir enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. Además, la leche materna ya aporta elevadas cantidades de colesterol para favorecer el desarrollo de sistemas de regulación de colesterol en el organismo. No hay que olvidar que esta sustancia es necesaria para la formación de las membranas biológicas y para el desarrollo del cerebro.

Problemas del paso de la leche materna a alimentos nuevos

• No suelen aceptar el paso del biberón a la cuchara, así como tampoco el paso del sabor dulce de la leche materna, al sabor “salado” de las primeras verduras que ingiere.

• Dificultad de manejar utensilios y cubertería, los cuales deben ser de tamaño adecuado.

• Nunca se les debe forzar si no tienen ganas de comer, y se debe evitar el picoteo.

• Puede existir una mala relación con la persona que le da de comer, por ello, es recomendable que la persona que alimente al niño sea su madre.

• Un ambiente familiar desagradable puede hacer que el niño no preste atención a la comida.

• No se debe añadir leche condensada ni miel a los alimentos ni al chupete.

• Toda la familia debe realizar las comidas en el mismo horario y a la vez

• Alrededor de los 18 o 24 meses suelen aparecer las preferencias y aversiones alimentarias.

Riesgos en la introducción de nuevos alimentos en la dieta del niño

• Interfiere en la lactancia.

• Aumenta el aporte y concentración de solutos, pudiendo producir sobrecarga del riñón.

• Favorece la aparición de alergias e intolerancias.

• Aumenta el riesgo de infecciones.

• Facilita la aparición precoz de enfermedades en individuos predispuestos genéticamente.

• Menor control sobre la ingesta de alimentos, con riesgo de exceso.

• Introducción precoz del gluten de forma inadvertida.

• Puede producir alteraciones del apetito, como inapetencia si la alimentación es inadecuada, o por el contrario, exceso de apetito debido a que la alimentación complementaria produzca hiperosmolaridad (aumento en la concentración de solutos) y con ello el bebé requiera ingerir más líquidos, es decir, mayor volumen de leche.

Categoría: Nutrición Infantil