Los bebés pueden tener pequeños problemas que no suelen ser graves
Los cólicos son dolores a nivel de la zona abdominal.
El “cólico del lactante” se manifiesta por crisis de llanto inconsolables e intensas. Es una situación normal que suele aparecer durante los tres primeros meses de vida, remitiendo espontáneamente sin necesidad de tratamiento al 3er-4º mes. Se estima que hasta el 40% de todos los lactantes tienen cólicos.
No se conoce la causa exacta de los cólicos del lactante, aunque se sabe que algunos posibles desencadenantes son: motilidad acelerada, inmadurez intestinal, flora bacteriana, acumulación de gases intestinales, etc. Es independiente del tipo de lactancia (materna o artificial).
Los gases son muy frecuentes en los recién nacidos, porque al principio no saben succionar y tragar a la vez mientras comen, ingiriendo muchísimo aire en cada toma. Además, cuando lloran y gritan también están inspirando una gran cantidad de aire. Por tanto, los gases provienen del aire que el bebé ha tragado durante la toma o cuando llora.
Es mucho más frecuente la acumulación de gases en los bebés alimentados con biberón que en los que toman lactancia materna, debido al empleo de tetinas que favorecen la ingestión de aire constantemente (se debe comprobar que la tetina del biberón tiene un agujero adecuado).
Por otro lado, en el intestino se pueden formar gases que provocan agudos dolores de tripa por mala digestión de los hidratos de carbono en el colon o por una intolerancia alimentaria (por ejemplo, a la lactosa).
Un exceso de gases puede provocar al bebé molestias intestinales pasajeras (el bebé está incómodo, llora y encoge las piernas), por lo que la mejor forma de remediarlo es intentar que el niño inspire la menor cantidad posible de aire durante su alimentación y cuando llora, y ayudarle a expulsarlos:
La mayoría de los bebés regurgitan durante la lactancia. Este hecho se considera normal (especialmente al eructar). No son vómitos, sino pequeñas bocanadas de leche que el niño va devolviendo repetidamente y con poca fuerza, sin aviso ni incomodidad. Se deben a que en ellos el cierre de la boca del estómago aún no es eficiente, está inmaduro.
Las regurgitaciones habitualmente no precisan tratamiento. Con el tiempo, lo normal es que disminuyan de forma natural hasta finalmente desaparecer.
Cuando las regurgitaciones son excesivas pueden ocasiona trastornos, se dice que el bebé padece reflujo gastro-esofágico.
Se habla de estreñimiento cuando las heces son duras y secas, los bebés tienen molestias abdominales, y les cuesta hacer la deposiciones. Es un problema muy frecuente en los bebés, sobre todo en los lactantes alimentados con fórmulas infantiles.
Para tratar de evitarlo, en primer lugar se recomienda ofrecer un poco de agua a los bebés entre las tomas. En niños con 2-3 meses, si tras varios días de comenzar con agua no diese resultado, se pueden dar zumos de naranja o ciruela entre las tomas. Otra medida es el cambio de fórmula láctea infantil, por si estuviera relacionado con algún ingrediente de la composición (consulte a su pediatra).
En todo caso, será el pediatra quien valore el estado del bebé y decida si en algún momento el niño debe recibir tratamiento con algún medicamento.
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